Ford Sierra Ghia (1984) - Autos Inolvidables Argentinos

Ford siempre tuvo el futuro como argumento de venta, recuerdo viejas publicidades en Selecciones del Reader´s Digest donde encontraba entre hojas amarillas, añosas, publicidades del Ford Falcon a doble página con un impactante mensaje: "Maneje el auto del 2000 hoy".
 Leer ese mensaje a fines de los 60s debió ser impactante, en mi caso lo leí en los 80s en una tarde aburrida y me causó mucha gracia.

Lo curioso es que la idea siguió en pié: A fines de los 80s una de las tantas publicidades gráficas del Ford Sierra vaticinaba que en el futuro todos los autos se le parecerían.
Una estrategia bastante curiosa, no se trataba de ser el mejor en ese momento era el mejor en ese momento y en los que llegarían.

Promesas? Compromiso de verdad? Tomar el futuro con tanta soltura es en el caso del Falcon, en los 60s, inimputable. No existe propietario (vivo) de un Falcon 69 que haya reclamado en el año 2000 que su Ford no estaba al corriente ni estética ni técnicamente con los autos de fin de siglo.
Respecto al Sierra y su predicción de que todos los copiarían bueno no fué tan preciso pero "algo" había, quizá por ver el diario del lunes en las tendencias de las líneas de producción europeas, pero para nosotros, en Argentina, fue nuestro "primer auto redondo" y de donde muchos efectivamente siguieron su diseño.

Mitad auto, mitad nave espacial, éste auto agradecía tonos de color blanco, plateado y celeste metalizado que le daban un aspecto más futurista aún.
Los tonos rojo, crema y variaciones de marrón no lucían tan bien pero la silueta del auto era tan revolucionaria que igual terminaba destacándose.
Nada que se le parezca, un baúl que no era como los demás, a medio camino entre un baúl y una rural, abundante electrónica básica y como postre el motor del Taunus que no hacía ruido a Taunus, más no se podía pedir.

No se podía pedir más? Claro que sí se podía! Que sea Ghia! Hasta el día de hoy pretender que sea Ghia es sinónimo de lujo, ya no se trataba de calidad sino de suntuosidad, acabados de primera, tapizados de primera, Ghia era sinónimo de lujo y confort.
Era uno de los autos más caros del momento, pero todo lo que ofrecía lo escusaba bastante bien, al fin y al cabo no era posible tomar otro modelo y llevarlo al nivel del Sierra en el momento de su lanzamiento.
Peugeot tenía el 505, Renault proponía el 18, pero ambos eran sedanes con formas típicas: Cuatro puertas que seguían al pié de la letra la formula "trompa- habitáculo y baúl"
El Sierra rompía con ese diseño tradicional, fusionando volúmenes, donde la luneta trasera invadía la tapa del baúl y se incorporaba a la misma y el parabrisas se lanzaba hacia adelante buscando un capot afilado muy aerodinámico.
Hoy se le reconoce ser pionero en cuestiones de diseño, pero como todos los productos de Ford hasta los 90s vivieron a la sombra del arcaico Falcon.

El modelo transmite las mismas sensaciones que el auto real, la fluidez de las líneas y formas lo hacen destacar.

Nótese el tono de la pintura metalizada muy logrado. Profundizando un poco, el grano de la misma es bastante adecuado, se sabe que los modelos a esta escala sufren los colores metalizados, ya que al detalle los pigmentos metálicos si son grandes se notan, incluso opacan las tampografías viéndose como un modelo berreta.

No se puede esperar perfección, imagínese escalar a 1:43 los granos de la pintura del auto real, tarea tediosa cuando no imposible, incluso dudo que el fabricante mas avesado lo haga.
La salida práctica, lógica si se quiere, emplear el grano más fino posible.

La matriz es buena, no presenta vicios en principio, delicada en partes como el parante A que es muy delgado y propenso a curvarse. Nótese en la sucesión de fotos que el del lado del conductor esta ligeramente deformado.

Las transparencias se defienden. Aunque el parabrisas con su gran tamaño luce en la parte superior sus intimidades para ser unido al techo. Poco disimulable y muy llamativo, en fotos no hay forma de hacerlo lucir bien.

Los limpiaparabrisas negros son adecuados, no están colocados simétricamente pero no empañan la calidad general del modelo, modestos y poco llamativos como en el auto real.

El techo solar representa otra superficie vidriada, motivo por el cual nuestro chino ensamblador de cabecera tiro el gorrito al piso y se puso a saltar frenéticamente sobre el mismo.

Más piezas, más trabajo, mejor modelo... La postura del transparente tonalizado del techo refuerza la idea, luce bien, levanta puntos como pidiendo disculpas por el parabrisas de mala nota.

Los espejos son acertados en forma y disposición, sobre todo en la parte interna (la que vemos) donde no queda margen de error: Menos tamaño de la superficie reflectante nos da un marco grueso, caso contrario, si la hacen más grande se quedan sin marco, todo en menos de un milímetro.

El interior es excelso, da vida al tablero que parecía interminable con ese plano inclinado hacia el conductor, como si manejara un avión.
El volante es muy propio del modelo... Y como siempre los transparentes típicos causan una deformación óptica... Me trae recuerdos de ver el canal porno del cable sin decodificador.

La tampografía de Ghia a tres tonos no es legible pero es tan raquítica que se aplaude. Como referencia notar que la línea plateada sobre la puerta muestra su irregular borde, más que una foto esta expuesto a un microscopio el modelo.
En esa magnitud máxima, la tampo de Ghia sorprende no por su legibilidad imposible, sino por sus formas y colores que la hacen reconocible. Son los límites del tampografiado actual.

Alejándonos del modelo vemos las ruedas, mas específicamente sus tazas plásticas muy correctas en su forma.
Se extraña el óvalo de Ford en el centro. No en vano dejé el logo de Ghia en la toma para que pueda imaginarse el tamaño que tendría. Creo que es correcto que la pasen de alto, los errores en producción hubieran sido muy frecuentes.

Las ópticas delanteras en mano lucen bien, fotografiadas no. Tienen ese cuadriculado que las hace lucir "caseras", como si Usted o yo las hubiéramos reparado con algun plástico similar.
Una óptica de líneas hubiera resultado mejor, incluso una lisa.

La luz de giro delantera corre la misma suerte, se ven bien en la vitrina o en la mano, aquí no.

Todo el conjunto de ópticas delanteras salvando ése detalle no presenta vicios , bien dispuestas, las de giro y posición en dos tonos como corresponde, la principal separada para altas y bajas.

Como regalo, dos líneas negras adelante de cada óptica representan los difusores de agua que las limpiaban. (Difusores... También le dicen sapitos, zorritos, chanchitos... elija el bicho que más le guste)

Los picaportes lucen adecuados, buen trabajo de matriz, podría mejorarse el pintado de los mismos pero no a mano alzada.

La parte trasera esta repleta de buenas intenciones. Si se detiene a ver el parante no es un defecto de pintura, es la anterna.
Ni el fabricante, ni quien le escribe se dignaron a marcar un mísero punto negro sobre la misma... La diferencia es que yo experimento vergüenza.
El limpialuneta trasera luce un tanto gordito en su base pero bien, incluso esta razonablemente bien colocado.
La luneta trasera esta dentro de lo esperable, sin desempañadores.

Las tampografías traseras se llevan todos los aplausos, las nominaría para "tampografías del año". Lucen corpóreas, precisas y sobre todo llamativas.
Ya no se trata de letras y determinada familia tipográfica, el nombre del auto es un logo por sí mismo con una línea que atraviesa cada letra a la misma altura, incluso sigue al lado donde se declara la cilindrada.
Y si uno se siente lleno de verla, no sabe que hacer con la de Ghia que es para atesorar en la memoria.

Las ópticas traseras son importantes, en tres tonos, inexplicablemente con sus dimensiones generosas y formas específicas, nuestro amigo oriental tiene problemas para ponerlas de debida forma.

La matrícula no quedó derecha y sigo en falta para unos retoques en negro en los plafones que la iluminan. Es que modelo en mano, ninguno de los defectos son tan evidentes.

Del otro lado nos queda el óvalo de Ford, sigue mirando la rueda y no hay caso, de usar el mismo tampografiado quedaría grande, debería ser de la mitad del tamaño.

La carga de combustible con su tapa con tres cavidades para meter los dedos les salió muy bien.

Luego del análisis de detalles uno se queda pensando... "Si me dieran a elegir quitar un defecto... pero sólo uno..."

Eligiría el parabrisas, un nuevo parabrisas de diseño más feliz, sin ese borde plástico en su parte superior... Tan sólo ése detalle y este Sierra conquistaría el mundo.

Un parabrisas nuevo para poder decir: Maneje el viento, maneje Sierra.

Magníficent Ford Sierra!