Si preguntan por mi colección, debo decir incompleta, felizmente incompleta, si un día se completa no podría coleccionar más.
Conjugando modelos de factoría reciente y no tan nuevos, hasta llegar a antiguos con más de 50 años, vamos a repasar los autos que circularon por nuestras calles entre los años 1950 hasta entrados los 80´s, un legado humilde para quien me siga, o simplemente ir dejando huella...

martes, 18 de abril de 2017

Renault Dauphine (1965) - Autos Inolvidables Argentinos


Por que Dauphine y no Gordini? Se deben preguntar muchos seguidores de la colección y me sumo.
Las hipótesis se disparan, las pesimistas giran en torno a la reutilización del modelo ya que en el resto del mundo cualquier Renault que diga Gordini corresponde a un vehículo de prestaciones mejoradas o deportivas. Siendo este modelo un Dauphine y punto.
Entonces nace el fantasma de que nos ofrecen el Dauphine simplemente por que ya lo tenían y así como hoy esta aquí, mañana lo ofrecen del mismo modo en otro lado.
La optimista por otro lado espera el Gordini, que sería el mismo auto que diga Gordini quizá en dos tonos para marcar un poco más la diferencia. Sería como sacar de la galera dos veces el mismo conejo pero decir que se llama distinto en la segunda.


 Es simpático como todo auto pequeño, el esmero en los detalles y terminaciones cromadas enternecían por sus aspiraciones de ser un auto de mayor alcurnia.
Para muchos fué un auto aspiracional y motivo de orgullo, todo un sedán de cuatro puertas monocasco, todo un auto.
Tener un Dauphine era gran cosa, pero cuando salió el Gordini con unos caballos más era mayor el orgullo. Quien les escribe muchas veces se vió frente a hombres mayores de edad que a la hora de recordar el Gordini ponen los ojos entrecerrados como si hubieran tenido un caza interceptor para ir a trabajar.
La diferencia era notable, ya que el Dauphine más tranquilo acariciaba los 100km/h y un minuto tranquilo para llegar a esa velocidad. En cambio el Gordini con el motor mas comprimido se acomodoba en los 130km/h y mucho menos tiempo para alcanzarla.
Años 60s, 130km/h en un auto pequeño, los ojos que lo vivieron y lo recuerdan no mienten.


Para cuando tuve contacto con un Gordini su esplendor ya había pasado, sus formas penalizaban su rendimiento comercial y es que para los 70s ya estaba viejo el diseño, ni hablar en los 80s.
El Fiat 600, su eterno rival, bien pudo seguir por sus líneas más simples y simpatía infinita, la diferencia entre una auto antiguo y un clásico. El Dauphine y el Gordini se pusieron viejos de golpe, antiguos.
No obstante muchos de estos autos y sus poseedores se juraron fidelidad por gusto o por poder adquisitivo reducido.
Aquel muchacho joven que con su sueldo de la Fábrica Militar de Aviones logró comprarlo cero kilómetro, se casó, se fué de luna de miel, conformó una familia, se fué de vacaciones, enseñó a manejar a sus hijos y luego envejeció, los hijos se fueron, quedándose sólo con su mujer en una casita de barrio... y el Dauphine durmiendo en el patio esperando que sea Domingo para llevarlos al súper...
Pasó toda una vida con el mismo auto, es un historia harto repetida y más de un lector debe estar pensando en algún ancianito que conoció, que no sería muy diferente a mi ancianito.


Quiere que le cuente más de mi ancianito, le importa un carajo el Dauphine... Que largo será este día ya lo creo...
Mi ancianito vivía en un barrio tranquilo, su calle era asfaltada, poco transitada, donde mocosos feos jugaban una mezcla extraña de fútbol y pedradas a 50 metros de su domicilio.
Te hacía pasar, uno nunca quería entrar por que te tendrían horas amablemente secuestrado con su señora. Pasaba, me hacían sentar y miraba como ella buscaba batir el record de hacer comer galletas al prójimo, siendo uno el prójimo lamentablemente.
Mi ancianito en cambio se pone cómodo y acciona su disco rígido para bajar información en forma de anécdotas interminables. Para mí que ese viejo tenía WiFi, no puede recordar tanto una persona.
Para cuando tenía la boca seca de tantas galletas y escuchaba a la señora intentando abrir otro paquete (que por suerte no pudo) el crucifijo de la pared me guiñó el ojo y me dijo: "Hace calor".

-Hace calor???
-Te hace calor? Vení te llevo al patio!
-Sisisi me hace calor!


Mi ancianito me llevó a su patio, austero, de paredes cementicias con un vago recuerdo de pintura y persistentes hongos. Elogios a la higuera y su sombra, lamentos varios por que se enbichó el durazno... terminamos en un humilde techo de zinc.
Allí estaba su Dauphine con su pintura cuarteada y quemada, algo de tierra encima y los vidrios extrañamente impecables. "Ahhh siempre me gustan los vidrios limpios!" me decía señalando la luneta trasera llena de calcomanías como si fueran condecoraciones de batallas ganadas.

Uno las miraba y leía "Visité la Gruta de Tanti" "Recuerdo de Luján" "Difunta Correa" Y es que había un turismo eclesiástico fuerte en Argentina un par de generaciones atrás.
Y si bien Tanti no estaba muy lejos, los otros destinos eran respetables y fueron alcanzados en el pequeño Renault. Mi ancianito seguía hablando y yo le asentía con la cabeza mientras miraba el Dauphine y hacía mi propia interpretación de la historia, el tablero metálico tenía imanes de santos en abundancia y daban indicio que los viajes fueron más.

-Viejo ofrecele jugo de pelones al muchacho!
-Ya vamos!
-Pero tiene calor!
-Ay santo crist...

Mi ancianito me agarra del brazo y me lleva para otro lado, un pequeño asador de chapa con maderitas puestas con tiempo de sobra. "Ves! Siempre listo! A mi me gusta tener el asador siempre listo!" El sabía que la mitad de la jubilación se le iba en remedios, yo también, nos reímos por no llorar.


Sacamos ancianito, traemos Dauphine. Más específicamente la miniatura del Dauphine.
Si bien escuché varios comentarios negativos respecto a la calidad del mismo voy a decir que esta mucho mejor de lo que esperaba. Si se compara con otros de la misma colección incluso noto cierta mejoría en su factura... O en mi suerte.


La parte frontal tomada con un macro más que invasivo muestra detalles impensados en su insignia, como el detallado de las luces de posición casi imperceptibles detrás del paragolpes.
Patente legible. Luces con líneas ligeramente inclinadas, líneas que teniendo el modelo en mano no se ven directamente.


-Atrás sigue dando mucho, hasta parece pieza aparte la tapa del motor, ayudé un poco pintando el escape pero igual es interesante sin ese detalle.


La toma de aire lateral es llamativa aunque limitada a una pintada en gris plata, algo mejor por el tipo de modelo no es lógico exigir.
También se puede ver la dificultades en el encastre de los vidrios laterales. Detalles exagerados por la proximidad de la cámara vale repetir.


Darle un volante blanco fué una tentación. Seguramente otros llegarán mas lejos y se encargarán del tablero, aunque el color no se las va a hacer fácil.


Color que va entre un rojo ladrillo y marrón, es muy lindo y le sienta bien. Si se fijan para la misma cámara en algunas fotos sale rojo furioso y en tomas con menos luz refleja su color real como en la foto de arriba. Las llantas son austeras, correctas, aunque espartanas sin su taza cromada.


La insignia del guardabarros que dice Dauphine es un gran detalle, delicado comparado con los limpiaparabrisas.
Otro dato interesante es que en la parte inferior figura la rueda de auxilio, hubiera sido una gran cosa sino fuera por que en su diseño hicieron pasar un tornillo justo por el centro de la misma.
Una pena, prefiero no mostrarla. No le hace justicia a todo lo logrado en este modelo.


Dar mucho por poco, dar mucho con poco, quizá sea el lema de este pequeño Renault y por que no del auto.


Magníficent Renault Dauphine!

6 comentarios :

  1. Iba a jetonear sobre el color , pero veo que es el mismo que aplicó sobre el Buby restaurado , por lo que asumo que esta de parabienes.
    Hace unos dias se hizo viral la foto de un chino durmiendo en un pasillo después de cuarenta horas seguidas pegando faros . Ese es el muchacho que le termina los modelos a Ud. , y en el momento de tomar la foto este Dauphine entraba en la linea .

    Saludos!

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    1. EL color del Buby restaurado es rojo metalizado, algo más improbable que el color de Salvat. Pero era el color original de la miniatura. Si consideramos que se restauraba un Buby y no Dauphine real, la cartilla de colores es diferente.
      Respecto a este no revise la cartilla de colores aunque el tono es de época. Tiene una similitud a los tonos usados en los autos americanos de los 50s muy notoria.
      Respecto a los faros no esta tan mal, quizá para próximos modelos les sirva usar opicas lisas como las usadas en el 404, lisas, redondas, imposible ponerlas chuecas!

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  2. No lo tuve en mis manos pero no hace falta, sus fotos son harto elocuentes.
    El modelo es una pequeña maravilla, supera al molde anterior por muchos puntos y aspectos.
    Lo ùnico que le critico son las ruedas que debieron ser màs discretas, hablo del ancho y del dibujo.
    Lo demàs, està tal cual el auto de su ancianito.

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    1. No es poco lo que dice, sacar en limpio un par de errores por una miniatura de costo contenido habla muy bien de la miniatura.
      Si a eso le suma que los errores se magnifican con tomas de la cámara en modo macro... Si lo tiene en la mano vera que no es tanto y pasa vitrina rápido.

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  3. Muchas gracias por tu artículo, la verdad es que me diste otra perspectiva sobre el modelo real.
    La historia de estos coches son también la de la gente que los tuvo... quizás por eso siempre procuré tener a escala todos los modelos reales que poseí (o tal vez me poseyeron ellos a mí?).

    Enhorabuena y muchas gracias por el deleite!

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    1. Coleccionar autos de calle por gusto enciclopédico es un tanto estéril si se deja de lado el fin para que fueron concebidos: La gente.
      Ningún auto de uso cotidiano fue pensado para batir récords, incluso ahora tampoco los hacen para durar!

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