El Segundo
En la memoria popular, recuerdo colectivo o como cuernos quieran llamarle, cuando trata de Citroën en el período 1978- 1982 se polariza en dos: Los primeros que toman la industria nacional y piensan en el Ami8, Mehari y 3cv (2cv para el resto del mundo). El resto de los recuerdos van a la saga de importados de la marca que entraron en dicho período.
Pero eso no es todo, dentro de los importados se recuerda uno: El Citröen Pallas, aquel milagro de la tecnología que venía a reinvindicar a sus hermanos obsoletos de industria nacional, no es joda, por muchos años por poco no se ponían de pié para nombrarlo, se lo pronunció con el rostro endulzado, con orgullo, con sapiencia... incluso con una suerte de orgasmo al pronuncia la primera A de Pallas.
En el recuerdo le sigue el Visa, mucho más modesto, económico y de aspecto moderno... Es cuestión de entendidos recordar un GS, ya que el diseño similar al Pallas hacía confundirlo, incluso se vendieron menos unidades respecto a su hermano mayor, muchas menos. En la experiencia local se podría definir como un auto de gama media importado, el segundo en relación al precio y posición dentro de la gama que la marca ofrecía.
Quizá su poco éxito de ventas se explique en las razones por las que se buscaba un importado, una es el lujo que no se encontraba en el mercado local que hacían mirar al Pallas y otra es la economía junto a la practicidad donde el Visa decía presente. El GS era un buen auto, excelente en lo suyo pero de gama media y por entonces para gama media, nuestro mercado local daba mucha suficiencia
El modelo nació gracias a Altaya y su colección de "Nuestros queridos coches" (Queridos coches en Europa valga la aclaración) Forma parte de mi colección como un representante más de los ilustres importados del pasado siglo.
En su momento se lo podía tildar de excelente a muy bueno, hoy las ópticas traseras son incómodas de ver, muestra cabal de que los intentos de formar una colección con los modelos más perfectos es una utopía (Por suerte no soy de esa idea). En este momento ya estamos en una trancisión donde modelos cuasi perfectos se ven opacados por los nuevos que no traen, por ejemplo, las luces de giro que verán en la siguiente foto:
Como se puede apreciar la pintura naranja sobre el acrílico penaliza sobre el realismo, sin embargo es un modelo escaso, poco común y eso le juega a favor, como leí hace poco, la presencia perfectible es mejor que el lugar vacío.
Saliendo de los pecados del modelo todo es elogio, el color "dulce de batata" como diría un amigo coleccionista resulta indicado y muy notorio. El interior es interesante y necesario con tanta superficie vidriada y el tablero de instrumentos sorprende.
Los paneles son una interesante muestra de la vanguardia estética de aquellos años, los dibujos en los mismos, imaginados en madera, evocan la decoración de alguna boite o night club quedada en el tiempo.
La carga de combustible mediante un inserto cromado, el modo de hacer estas cosas ya tenía los días contados, la locura por tampografiar o por resolver con fotograbado estaba a la vuelta de la esquina.
Inexorablemente el modelo sigue los pasos del auto real: Un día fué la maravilla del momento, luego un respetable modelo, lo espera la obsolescencia... el olvido o la gloria como objeto de culto... el tiempo dirá para ambos.
Magníficent Citröen GS!!!
