Si preguntan por mi colección, debo decir incompleta, felizmente incompleta, si un día se completa no podría coleccionar más.
Conjugando modelos de factoría reciente y no tan nuevos, hasta llegar a antiguos con más de 50 años, vamos a repasar los autos que circularon por nuestras calles entre los años 1950 hasta entrados los 80´s, un legado humilde para quien me siga, o simplemente ir dejando huella...

viernes, 18 de abril de 2014

Burro Buggy (1972 - 1974) 1:43


En el mundo de los modelos a escala hay muchos dealers y cada uno tiene sus virtudes y defectos. Este modelo en particular me lo vendieron los hermanos Vicario. El mismo llegó a mis manos en una caja, dentro de otra caja cerrada de mala gana con el destinatario original tachado y mi nombre escrito con inusual desprolijidad.


Costumbre es revolver los papeles que acompañan al modelo, uno encuentra por lo general cotidianeidades de tierra lejanas, como la revista de ofertas del Carrefour de París o quedar atónito frente a las publicidades de Le Figaro donde Givenchy toma una página completa sólo para una foto. Aquí, muy lejos de tanto glamour, uno pasa las hojas entre avisos que dicen "Membranazo" ofreciendo soluciones a gente con goteras en el techo con su infalible membrana asfáltica...


Claro es que esta caja venía de Colombia (algo poco usual) y el relleno prometía una experiencia nueva...


Mientras revolvía y planchaba papeles para llamar a mi señora esposa con un efusivo "Mirá vieja mirá!" (costumbre ya arraigada) aparece un papel manuscrito que mencionaba un tal Santiago Nasar y una nota de pedido de un tal San Román que envolvía mi buggy con una bandita elástica... un mensaje algo inquietante.


Leyendo el manuscrito detenidamente veo que es una carta de Bayardo San Román donde hace constar que fué explícito y muy claro en su solicitud de una compra que había realizado a los hermanos Vicario: Quería un Buggy, tal como era ofrecido en los coleccionables brasileros, lo apreciaba en fotos de la editorial y su ilusión rayaba el antojo por la determinación que se mostraba en las líneas de su misiva.


Los hermanos Vicario tienen fama de comerciantes serios y habían tomado el pedido con sobrada confianza y cuando el trato parecía cerrado reciben esta carta de inconformidad del cliente:
"En el paquete recibí un Buggy que sufrió vejaciones varias, lejos de encontrarse prístino y en las condiciones en que lo ofreció el fabricante. El mismo no sólo perdió la virginidad sino que vino acompañado de una nota donde se detalla cada acto impropio practicado contra su pureza.
Las leyendas laterales ocultas y el motor metalizado floreciendo en su retaguardia me impide verlo como digno... Pero que un tal Santiago Nasar, autor del manuscrito, me sugiera en tono confianzudo que piense en un Renault Gordini cuando vea el motor lo tomo como una afrenta hacia mi persona.
En lo que a mí respecta, sepan de la poca honorabilidad con que serán considerados El Sr. Santiago Nasar y cualquier Vicario de aquí en más"


Quién es Santiago Nasar y por que sacaría al Buggy de su estado natural?
Una bofetada al honor, ¿Quizá la vida de Santiago Nasar sería pago suficiente para los hermanos Vicario que poco entendían de modelos modificados?


Mas allá de disconformidades de coleccionistas obsesivos y mirando con buenos ojos al modelo uno se siente a gusto, un Buggy pero con aire argentino.


Y si alguien notó algo extraño en esta nota, es que a partir de hoy todos tenemos algo de Gabriel García Márquez, maestro para muchos de habla hispana... que hoy nos ve de lejos, muy lejos.


Hasta pronto!





lunes, 7 de abril de 2014

VW Beetle Cabriolet (1950) - Solido 1:43


Clásico de clásicos y hasta icónico, el Volkswagen Beetle fué símbolo de toda una década y mensaje de una generación. Coche multifacético que transmite esa suerte de versatilidad a los modelos en miniatura que son adquiridos por los más diversos motivos. Aparte del coleccionismo se encuentran razones que van desde su uso como juguete a decorar una sala de estar o un escritorio ejecutivo. Un modelo sin detractores que resulta ideal para un obsequio que garantiza arrancar una sonrisa a quien sea.


Aparte de la versión más conocida (con techo) fue ofrecido en otras configuraciones dentro de las cuales se destaca la versión cabrio, la misma suma a toda la simpatía y bondades mecánicas del vehículo a la libertad y aires de juventud que da un vehículo que comulga con el sol.


Ahora como coleccionista surge una duda, un modelo omnipresente pierde peso a la hora de decidir por éste u otro mas extraño, siempre promete una oportunidad posterior para su compra.
Por otro lado cuanta fidelidad se esta dispuesto a pagar por un modelo de naturaleza rústica? Ya que la rusticidad excelentemente reproducida resulta muchas veces similar a un modelo desatendido en detalles.


Pero lo indiscutible es que se pretende encontrarlo de algún fabricante decente, en mi caso Solido fué suficiente garantía de medidas y proporciones cuidadas con terminaciones que confunden lo vintage y la calidad de un coleccionable.


Así las luces traseras pintadas en rojo son dignas de la vieja (muy vieja) escuela y contrastan con las ópticas delanteras de insertos y marco cromado.


O los limpiaparabrisas moldeados en el parabrisas y cromados de una forma sutil que son toda una reminicencia de tiempos pasados. Es que el modelo es una reedición aggiornada para no pasar calor frente a modelos actuales, pero con el buen tino de mantener insertos en lugar de abusar de fotograbados.



El interior luce monocromático y un tablero de instrumentos reducido a sus formas en la carrocería de zamak, gran trabajo de formas y texturas que no permite lucirse por la ausencia de tonalidades.


Aunque deja una sorpesa en la palanca de cambios y freno de mano en pieza separada de color negro haciendo juego con el volante algo que lo rescata de ser un modelo simplón.


Los bajos rescatan un molde voluntarioso que demuestra que con poco se puede hacer mucho y marca una diferencia crítica con modelos económicos actuales que tímidamente muestran un caño de escape. Nótese que esta identificado como Coccinelle tal como lo llaman en Francia.


Todo lo cromado, insertado, asi el portapatente trasero y paragolpes siguen a tono y el escape (silenciador incluido) lucen rabiosamente metálicos. Cierto es que el cromado es necesario pero mantienen ese error de los años 70s de reproducir todo elemento mecánico o de metal en terminaciones espejadas cuando en color plata era suficiente.

Lo notable es la inclinación de las ópticas delanteras propia de los primeros modelos, es que para Europa la versión tanto mas moderna tan vista en América no guarda tanto significado como el original, el alemán.

Se acaba la tarde y tenemos que seguir el sol hasta la playa...


Magníficent Beetle Cabrio!